Cuando el calor aprieta o simplemente quieres una opción dulce y sencilla sin encender el horno, los postres sin horno son tus mejores aliados. Perfectos para cualquier ocasión, desde una tarde de antojo hasta una reunión con amigos, estas delicias no requieren más que un poco de imaginación y unos minutos en tu refrigerador. La repostería sin horno no solo es práctica, ¡es sorprendentemente deliciosa y versátil!
En este blog de tu revista gastronómica digital favorita, te presentamos cinco recetas de postres sin horno que te harán quedar como un chef experto con el mínimo esfuerzo. Prepárate para descubrir opciones refrescantes, cremosas y llenas de sabor que se convertirán en tus favoritas de este verano.
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¿Por qué optar por un postre sin horno?
Elegir postres sin horno tiene múltiples ventajas. Para empezar, son ideales para los días calurosos, ya que no contribuyen a aumentar la temperatura de tu cocina. Además, suelen ser más rápidos de preparar y muchos de ellos son perfectos para principiantes en la repostería. ¡Exploremos algunas opciones!
1. Mousse de chocolate: el clásico cremoso sin cocción

Un delicioso postre y ligero para disfrutar después de una buena comida.
Elmousse de chocolate sin horno es la indulgencia pura. Su textura aireada y su intenso sabor a cacao la convierten en un postre elegante y fácil de amar.
Ingredientes:
- 200g de chocolate negro de buena calidad (mínimo 70% cacao)
- 4 huevos grandes, claras y yemas separadas
- 50g de azúcar
- 50ml de leche entera
- Una pizca de sal
Preparación:
- En un bol resistente al calor, derrite el chocolate troceado con la leche a baño maría o en el microondas en intervalos cortos, removiendo hasta obtener una mezcla homogénea y brillante. Deja entibiar.
- En un bol aparte, bate las yemas con el azúcar hasta obtener una crema blanquecina y espumosa. Incorpora esta mezcla al chocolate derretido y remueve bien.
- En otro bol limpio, bate las claras de huevo con la pizca de sal a punto de nieve firme.
- Incorpora las claras montadas a la mezcla de chocolate y yemas con movimientos suaves y envolventes para no perder el aire, hasta que todo esté bien integrado.
- Vierte la mousse en copas individuales o en un bol grande y refrigera por al menos 4 horas, o idealmente toda la noche, hasta que esté bien firme.
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