Pollo a la marroquí

Descripción de la receta

El pollo es de esos ingredientes tan bondadosos que puedes prepararlo de innumerables maneras. En esta ocasión nos orientamos a resaltar el sabor del pollo marroquí, pero tomando una versión más saludable compartida por la nutricionista Ana Espinoza. Aunque la receta dice muslos de pollo, pueden sustituirse por pechuga deshuesada y sin piel.

+También: Churrasco de cerdo con salsa oriental

Con esta receta sin duda hará que el pollo sepa más rico de lo normal y será todo un éxito en la mesa. Sírvelo con un arroz integral para complementar el platillo, también puedes servirlo con una ensalada fresca.

Su sabor y aroma hará que se te haga agua la boca.

Gastronomía oriental

La cocina en Marruecos es diversa, rica en sabores y aromas, esto se debe a la interacción que ha llegado a tener con otras culturas externas. La cocina marroquí, con excepción de los platos típicos, hoy en día puede considerarse como una mezcla de gastronomías procedentes de los bereberes, moriscos, del Mediterráneo, Oriente Medio y África.

Es una cocina muy sencilla de realizar tal y como corresponde a las cocinas populares, tiene mucho en común con otras cocinas, pero posee su propia personalidad. Sus platos son elaborados de forma casera, en esta labor participan fundamentalmente las mujeres y las recetas, pasan de madres a hijas por tradición verbal.

+Te puede interesar: Hanami, primera repostería asiática en Tegucigalpa que cautiva a los capitalinos

Con esta receta, lograrás obtener un pollo con un lindo color, bien cocido y un sabor exquisito gracias a la salsa que lo complementa perfectamente, dando un toque de color, de picante y de aroma exquisito. Aunque es un plato que necesita tiempo y no es tan sencillo, ¡bien vale la pena el resultado!

Beneficios de consumir pollo

El pollo es una carne magra que apenas contiene grasa y, además, se concentra en lugares fácilmente identificables. Contiene Vitaminas como la A, la B6, la B12 el niacina, la tiamina o la riboflavina, o minerales como el hierro, el zinc, el magnesio, el potasio o el fósforo están presentes en esta deliciosa carne. También es baja en sodio, por lo que la pueden consumir aquellos que sufren de hipertensión.

Además, contiene menos grasas saturadas que la carne roja y la mayoría de éstas se concentran en la piel. Por ello, es recomendable retirarla si se quiere evitar su consumo. Destacamos también su bajo contenido en colesterol menor que en otras carnes.